La mesura –decia Nietzsche- es el elemento sublime del arte, en ella se concentran todas las características de la belleza como formas envolventes de una verdad, encubridoras de la tan mentada desmesura dionisiaca. En los tres cuadros de Diego, fluye, a través de un estilo clásico, la mesura apolínea contrastada con ese inquietante dinamismo dionisiaco: esa oscuridad del ante-génesis contrastada con la belleza de formas y rostros “renacentistas”.
Mesura y desmesura son los temas del pintor: imágenes que recogió de sueños, encantado por los detalles, absorvido por los signos cristiano/bíblicos, por manifestar una angustia perpetua, y por desterrar de sí mismo una censura hacia lo profundo, hacia lo humanamente inquietante.
Tsunami atacando costa
Judas Iscariote subiendo al cielo
1 puntos de vista:
muy interesante lo que han escrito! y que buenas pinturas!
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