Fotografía: Mariela Nestares González.
Por: Cedric Cáceres
Seriamente pensó dos veces antes de calmar su dolor de huevos, con la mano más fría que tenía. Cerró los ojos y sintió como la baja temperatura iba consolando poco a poco aquel las sensaciones inglaticas que la mordida de esa puta le había provocado. Nada vale la pena lo suficiente, para darle un par de monedas de más a su puta. Ni porque se había depilado católicamente cada centímetro de sus piernas para su complacencia. Nada vale la pena lo suficiente para comulgar con su alma en pleno folle. No se lo merecía, se repetía en silencio. No vale nada, es un objeto, un triste acomodamiento de partes. Nunca será un todo, nunca será lo suficiente, nunca será de verdad más allá que solo una ilusión pederasta con mucho maquillaje. Pero ahora, la muy perra no podrá coger mas con quien quiera, se dará con mi rostro sonriéndole cada vez que habrá las piernas y llorara. Ojala que llore, eso si se lo merece. Se merece llorar a lagrima tendida por las cosas que mal sanamente conjugo con su palabras. Ojala que sufra cada vez que se mire mordisqueada, sensitiva, cuando el pique el codo de acordara de mi.
Seriamente pensó dos veces antes de calmar su rostro con el agua tan fría que salía del caño. Cerró las manos lentamente y se dejo llevar por la sensación que se le aglomeraba en los nudillos. Así se debe sentir la muerte, asi nos debe ir dejando poco a poco el alma a las venas. Así se debe sentir, como si el tuétano se nos goteara por segundos, como si fueran comas en el espacio que nos deja, que dejamos, que se nos va. Así debe ser perder lentamente el deseo por la esposa gorda y vieja, solo que en vez de años, esto dura eternidades espontaneas!. Eternidades que sin tetas ni conchas, se van sucediendo unas a otras , como vagones de un tren que parte en la parte muda de la garganta y se nos va escapando hasta rompernos el culo. Así debe sentirse ser imbécil. Ser imbécil y morir es lo mismo. Ser una bola seminal de jumento parlante debe sentirse como su mil trenes despegaran de tu nuca llenas de agua fría. Por eso no se lo merece, la concha triste, por eso va a llorar cuando se enfrente al espejo con su cuerpo roído, con su alma de madera.
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