¿Nos adaptamos? Enfermedad del futuro

Por: Eduardo Yalán
Fotografía: Erick Gallardo
Can you give me sanctuary
I must find a place to hide
A place for me to hide
Can you find me soft asylum
I can´t make it anymore
The man is at the door”

JIM MORRISON

Ya esta por sentado que la relación del hombre con las cosas sufre y cambia conforme las culturas lo hacen. Esta por sentado también que si antes éramos críticos, puntuales, con identidad, reflexivos, ordenados, simétricos, crédulos e interesados, ahora los somos en cada uno de estos puntos lo contrario: desinteresados, incrédulos, asimétricos, desordenados, gregarios, sin identidad, impuntuales y seguidores. Y por supuesto, esta por sentado igualmente que les tenemos cierta cólera o que tal vez algunos no acabamos de caer en el romance con las nuevas “tendencias” de nuestra arriesgada cultura. ¿Nos adaptamos entonces?

¿Y para que habría que adaptarnos? Conozco al lobo estepario, una persona cuya resistencia a la época moderna era voraz, feroz. No admitía ninguna invasión de los cambios socioculturales dentro de su vida interior, encerrado en su cuarto, una persona letrada, profunda, solitaria. Muchos de nosotros envidiamos al lobo estepario “!El si tiene identidad!, ¡él si sabe quien es!”, “¡Que idiota es!, ¡sáquenlo a la calle!”. Pero el lobo estepario con su profundidad y vagancia por el mundo…¿tenía miedo del mismo mundo cambiante? ¿Nos adaptamos entonces?

¿Y para qué habría que adaptarnos? Un hombre o mujer que muestra las encías con presunta felicidad del momento cuando se le añade a su sábado un entretenido cronograma de revoloteo por las discotecas y reuniones de su “selecto” ambiente social, esperando tomar de este aletear algún ósculo o coito “para comer aquí”. Si ustedes creen que estas personas son infelices, y poco interesantes, entonces están, como se dice, “cagados”. ¿Nos adaptamos entonces?

En nuestro camino por la evolución cultural se presentan estos dos tipos de sujetos: el inadaptado y el adaptado. Irónicamente, el inadaptado a la actual cultura sería nuestro lobo estepario, y nuestros adaptados culturales son los chicos que relinchan por sexo y alcohol cada sábado (desde ahora piensen antes de llamar a alguien “inadaptado”). Los lobos solitarios que aun persisten en nuestra cultura leen libros los sábados, salen al café, piensan en el matrimonio, en eternizar los momentos…LOCOS con justicia. Si un lobo solitario quisiera adaptarse tendría que dejar de ser lobo, tendría que ser un perro domestico, a veces vestido, a veces bien cuidado, a veces callejero. La nueva sociedad, por otro lado, domesticada en el espacio/tiempo moderno determina el comportamiento, premedita las reacciones y motivaciones, hace que las personas tengan un bajo nivel de identidad por el mismo aquí y ahora variable y multiforme. ¿Pero en su momento también no lo hizo con los lobos esteparios?

Suelto la pregunta que no pienso contestar ¿Nos adaptamos? Si soy de una forma determinada como estepario o al menos he heredado eso de mis padres, pero a la vez quisiera permanecer y mutar en la variabilidad del cambio actual ¿Qué hacer? Soy un hibrido social entre el conservadurismo estático y el desenfreno babeante de la modernidad. ¿Qué hacer? ¿Ser yo mismo? ¿Pero esto no es evadir el cambio? ¿Por qué en todo caso necesito un lugar para esconderme? ¿Acaso madurar es ser inadaptado? ¿y porque es bueno, en este caso, el cambio? ¿Pero por otro lado, porque es productivo ser esteparios? Da miedo cada una de estas preguntas…y tal vez te puedo retar con la siguiente ¡ALERTA!...Apuesto a que le tienes miedo al cambio.

1 puntos de vista:

Anónimo dijo...

Estos días entiendo mejor a Marquez y a su amor en tiempos del colera.

Yasmín.