SINtíTULO


Por: Pedro Zamalloa García


¿Qué será más recomendable para momentos de silencio a motor viejo,
de susurros lejanos, con hedores nauseabundos próximos a mi rostro
perdido entre disyuntivas ajenas?

Corre hijo, gánale al sol la partida con ventaja a tu favor.
Una reja no es una celda
y un timbre malogrado no es un ‘espera’.

De ser así,
he de regresar por la vista contraria,
tendría que mirar todo al revés,
entender cosas que parecían no entenderme
y que, entre fugaces rebotes de luz, pretendían ocultarme algo.

¡Corre con más ganas muchacho¡
Tus pasos te dejan atrás, corre, que
el cansancio no puede arrastrarte más.

Casi cerca, a puente vivaz crucé el alto régimen de idioteces sesudamente pensadas
llegando sin dudar al desfiladero de esperas junto al muro público
que de tanto haber sido meado de pronto nos hizo parecer moscas sobre mierda.

No corrí, no lloré, no me asfixié; sonreí más bien
y aunque difícil fue de creer, incluso para mi,
no hubieron en mi esbozo, mayores esfuerzos ni falsedades.

Sonreí.

Y fue así que al volver otra vez, Sonreí.

0 puntos de vista: