La carátula ya porta un significado estético de lo que las páginas de esta maravillosa recopilación quieren exponer. Esta pulcra pintura de Julia Codesido fue un pedido personal de Mariátegui para su obra cumbre, que ahora esta de aniversario.
7 ensayos de interpretación de la realidad peruana cumple 80 de años desde su primera publicación, y esto necesita un momento de remembranza. Un evocación no solo a la obra, guía de muchos revolucionarios como el Che Guevara y los “nuevos espíritus” nacientes a mediados del siglo pasado, sino también a aquella mente brillante que la creó. José Carlos Mariategui observó, a lo largo de su producción intelectual, ciertas falencias de un sistema endeble e incongruente, con posibilidades de ser corregido bajo ciertas premisas que ciertamente son radicales, pero concientes y humanas. Premisas que podrían ser resumidas en aquel "Peruanicemos al Perú", que salió de sus propios delgados labios, que sopló su cerquillo hacía el cielo.
Este libro, como su nombre lo dice, es la recopilación de siete ensayos distintos en los que se expone de manera, como afirmó Basadre, “precisa, como de ingeniero; y aséptica, como de doctor”. Puntos con un propósito pragmático en el que los temas tratados son: la evolución económica, el problema del indio, el problema de la tierra, el proceso de la instrucción pública, el factor religioso, regionalismo y centralismo y el proceso de la literatura.
Mi primera experiencia con José Carlos fue grata: un hombre fuerte, una mentalidad proselitista, “dos huevos sobre una silla de ruedas”. Un rojo con ideas precisas y fundamentadas que se alimentaba de su amor al Perú y sus emotividades revolucionarias. Las primeras páginas de este texto aún danzan por mi cabeza, inmutaron en mí el ideal del coraje sentimental apoyado por nuestras propias creencias. Qué mejor que sus propias palabras: “Otra vez repito que no soy un crítico imparcial y objetivo. Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, de mis pasiones. Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano. Estoy de lo más lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu universitario”. Humildad inmejorable en aquella semántica prolija y directa, regalarnos una nueva visión del mundo es un obsequio acertado, el regalo de una nueva posibilidad de re-crearnos como país. Su lado intelectual fue su pluma; su lado reaccionario, su corazón. Martín Adán, ahijado intelectual de Mariátegui al publicar su Casa de Cartón, contaría que el magnánimo hablaba con los pensadores de Lima en un recinto de su casa donde se reunían los domingos; luego, en el salón contiguo, se congregaban los líderes sindicalistas. José Carlos mantenía dos estilos de vida distinta –la pluma y el puño- que luego se unían en cofradía, así como su mismo espíritu, haciendo de su hogar un refugio de amantes del país.
Desde hace mucho, rescato mis creencias de las corrientes desidiosas de la modernidad. Tengo mis deseos, mis pasiones, mis ideales en lo profundo de mi alma. José Carlos me lo enseñó; entérense, que yo tengo escritas sus palabras en la zona más luminosa del corazón.
7 ensayos de interpretación de la realidad peruana cumple 80 de años desde su primera publicación, y esto necesita un momento de remembranza. Un evocación no solo a la obra, guía de muchos revolucionarios como el Che Guevara y los “nuevos espíritus” nacientes a mediados del siglo pasado, sino también a aquella mente brillante que la creó. José Carlos Mariategui observó, a lo largo de su producción intelectual, ciertas falencias de un sistema endeble e incongruente, con posibilidades de ser corregido bajo ciertas premisas que ciertamente son radicales, pero concientes y humanas. Premisas que podrían ser resumidas en aquel "Peruanicemos al Perú", que salió de sus propios delgados labios, que sopló su cerquillo hacía el cielo.
Este libro, como su nombre lo dice, es la recopilación de siete ensayos distintos en los que se expone de manera, como afirmó Basadre, “precisa, como de ingeniero; y aséptica, como de doctor”. Puntos con un propósito pragmático en el que los temas tratados son: la evolución económica, el problema del indio, el problema de la tierra, el proceso de la instrucción pública, el factor religioso, regionalismo y centralismo y el proceso de la literatura.
Mi primera experiencia con José Carlos fue grata: un hombre fuerte, una mentalidad proselitista, “dos huevos sobre una silla de ruedas”. Un rojo con ideas precisas y fundamentadas que se alimentaba de su amor al Perú y sus emotividades revolucionarias. Las primeras páginas de este texto aún danzan por mi cabeza, inmutaron en mí el ideal del coraje sentimental apoyado por nuestras propias creencias. Qué mejor que sus propias palabras: “Otra vez repito que no soy un crítico imparcial y objetivo. Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, de mis pasiones. Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano. Estoy de lo más lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu universitario”. Humildad inmejorable en aquella semántica prolija y directa, regalarnos una nueva visión del mundo es un obsequio acertado, el regalo de una nueva posibilidad de re-crearnos como país. Su lado intelectual fue su pluma; su lado reaccionario, su corazón. Martín Adán, ahijado intelectual de Mariátegui al publicar su Casa de Cartón, contaría que el magnánimo hablaba con los pensadores de Lima en un recinto de su casa donde se reunían los domingos; luego, en el salón contiguo, se congregaban los líderes sindicalistas. José Carlos mantenía dos estilos de vida distinta –la pluma y el puño- que luego se unían en cofradía, así como su mismo espíritu, haciendo de su hogar un refugio de amantes del país.
Desde hace mucho, rescato mis creencias de las corrientes desidiosas de la modernidad. Tengo mis deseos, mis pasiones, mis ideales en lo profundo de mi alma. José Carlos me lo enseñó; entérense, que yo tengo escritas sus palabras en la zona más luminosa del corazón.
1 puntos de vista:
gran maestro Jose carlos Mariategui, discrepo con él, pero su pragmatismo, su vitalidad, su espiritu, son las tres cosas que ningun otro peruano puede superar hasta ahora
Publicar un comentario