V

De nuestro lustre y endémico invitado, Cedric Cáceres

Ahora que todo está terminando en este viaje de morías y eneidas, se siente como si la verdad de todo lo ocurrido, se nos hiciera (corrijo nuevamente mi postulado) se me hiciera tan esquiva a los ojos como la casi nada que nos nubla de repente. Y simplemente así (en casi nada de sentimientos) se nos corre la magia de las uñas que se van quedando sin tierra entre su carne. Ahora que todo este viaje se culmina de una manera casi galvanizada con el pasado colectivo de los que siempre quisieron ser recordados en algún lugar lejano, tan e quede donde viene, no tenga nombre su apellido, no tengan iris sus pupilas, No tengan alma sus muertes ni antecedentes penales los labios que ahora lo anclan a este querer escapar por siempre de todo. De absolutamente todo. Y no conservar para el absolutamente nada. O quizá, solo “un mas nada” de proezas casi mágicas de héroes inciertos.

Entonces señores.

Se mantiene sobre la luna de este cuarto, aquella acusación que desde un principio dictamino la suerte de esta discusión promiscua de respuestas y estéril de soluciones. Porque este viaje de Ulises y Héctor a llegado a su fin como casi todo lo que ahora no nos debería interceder el alma de tantas pugnas máximas. De Querer ser lo que nunca fuimos, de querer encontrarnos siempre lejos de nosotros mismos, de aquellos que nos podrían definir. Como lo que realmente odiamos.

Un sinfín de malabares sin público que aplauda. Un aplauso en el fondo de lo oscuro.

una oscuridad sin suertes caqui , ni futuros color fondo de mar.

2 puntos de vista:

Anónimo dijo...

Me gusta la poesía, pero tiene versos extraños... de todas maneras, espero sigan escribiendo, saludos

Anónimo dijo...

Me gusta la poesía, pero tiene versos extraños... de todas maneras, espero sigan escribiendo, saludos