Más allá del Sí y del No: explicación de una dialéctica comprimida


Por: Eduardo Yalán Dongo
Cuadro (distorcionado) : Renzo Alva


Como mil veces ya se ha dicho: nos encontramos en una cultura de transición, todos los sentidos (o fuerzas) de nuestra cultura están siendo sometidos a cambios determinantes, hemos mencionado algunos de estos cambios en textos anteriores, desde los afectos hasta el nuevo imaginario popular. Sin embargo, aun no parece que nos hubiéramos desecho (o integrado) de la dialéctica, un fenómeno cultural muy interesante e imposible de no tratar. Dialéctica, desde su sentido más crudo, es la regla que rige el proceso de un fenómeno, que como sabemos, esta compuesto por una pluralidad de fuerzas o “sentidos”. Un ejemplo muy sencillo: El Estado oficial y los partidos oficiales se preparan para la “cumbre de Río”. Consecuentemente, partidos no oficiales niegan esta cumbre y la contradicen creando así la cumbre de los pueblos. Esto es un hecho dialectico.

Digamos que este ejemplo esclarece aun más, ya que nos muestra a una dialéctica desde sus tres puntos vitales: negación, contradicción y autoconciencia; todas herencias hegelianas. Empecemos por la negación a través de un ejemplo sencillo y que estoy seguro alguna vez nos ha ocurrido a todos: si A dice que ya no quiere tomar su sopa, consecuentemente B podrá decir, a raíz de la dialéctica, que si no toma su sopa, A será castigado. La negación es acá el primer camino, B esta negando el hecho que provoca A, es decir, no concibe y/o entiende el hecho en cuestión, A entonces es negado cual prostituta gorda en cabaret. Por otro lado, nos encontramos con la Contradicción. B contradice a A ya que en lugar de dejarlo libre (al pobre), este le somete a un castigo, entonces, en lugar que B entienda algo imprevisto, este se refugia en la seguridad. Estas 2 “cosillas” son las que joden en nuestra cultura, a cada sentido o fuerza que compone el fenómeno cultural. Encontramos a esta cruda dialéctica en todas partes y a cada momento. Por ahora enfoquémonos en la contradicción y la negación, ya que la autoconciencia exige una mayor explicación (la cual se puede adjudicar al campo de los afectos) que en este momento no haré.

Pero bueno, ya esta; ahora relax y reflexión. Cuantas veces han negado y contradicho nuestros hechos, incluso nosotros mismos lo hemos hecho, nosotros mismos somos un SI y un NO. Necesariamente la dialéctica hace que exista un “bueno” y un “malo”, una negación y una afirmación, un Samael y un Jehová, la razón decimonónica y la afección irracional, la cumbre de río y la cumbre de los pueblos, los “gringuitos” y los “cholos”, el papá y el hijo, los amigos y los enemigos, los ateos y los cristianos, tú y tú mismo, etc. La dialéctica separa o bifurca incluso a nosotros mismos, somos un infierno y un cielo, muchas veces no reconocemos nuestro infierno y tratamos de evitarlo y/o negarlo, o incluso lo contradecimos y actuamos diferente de lo que somos y pensamos (dejar de hacer algo a raíz de la negación). Pues bien, si negar un hecho es incomprensión y contradecir un hecho es la praxis de la negación misma, ¿no sería esto un No? y con el mismo razonamiento ¿un SI no sería lo mismo? No concuerdo con Deleuze cuando hace recalcar la palabra afirmación como remedio de cualquier dialéctica, prefiero la palabra integración, discúlpenme si hablo muy repetitivamente de esta palabrita pero su realidad comprende un mundo nuevo que me urge compartir.

La manija ya esta girada, solo falta empujar la puerta y volar por esta nueva visión o percepción; la integración. Es fácil negar y contradecir, también es fácil negar la negación y la contradicción, pero lo más difícil es comprender, incuso comprender la misma negación, entenderla e integrarla, aprender de esta negación. Sin duda es un mundo nuevo ya que te otorga mayor comprensión de la realidad, de sus partes buenas y malas (según como el hombre lo ha bifurcado), la integración es la casa del si y el no. Nuestra cultura esta plagada de dialéctica y en cada momento nos encontramos a alguien que nos refresca la dialéctica en todo su sentido, sin embargo es más productivo entender e integrar que negar y contradecir.

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