“El todo vale mas que la suma de las partes” gran axioma que resume popularmente (es decir de forma común) la psicología de la Gestalt. Cuando escuché esta expresión recientemente se me vino instantáneamente a la mente un menjunje verbal cuya procedencia estaba en las inicuas teorías de Immanuel Kant, que felizmente aun conservo. Lo que a continuación diseccionare de las teorías de Kant (filósofo Alemán) inevitablemente siempre lo he usado como un arma para blandir aun más mi ateismo frente a incautos. Ahora bien, este artículo tiene la siguiente pregunta ¿Qué relación existe entre Kant, la psicología de la Gestalt y la creencia en Dios?
Hay una concepción kantiana que se ha popularizado mucho en la filosofía, para la morbosidad de este articulo (y por cuestiones de extensión) tomaremos aquí esta mención popular y la comentaremos: la particular idea kantiana de “la cosa en si” o ciencia del noúmeno. Kant afirmaba que existían “cosas” en el mundo que no podían ser cognoscibles por el hombre, es decir, el mundo como apariencia era totalmente real para el hombre, aparentemente cognoscible, sin embargo, Kant decia que las cosas en sí mismas no pueden ser conocidas, que el hombre no podía delimitar, unicamente con la mera percepción conciente, al mundo y a su sentido; de aquí Freud se basó para estudiar el inconciente. Concecuentemente con esto, José Pablo Feinmann (a quien detesto y aprecio) comentó, en su programa “Filosofía Aquí y ahora”, un cuento de un alumno suyo que transcribiré literalmente a continuación: “Hay un nieto, un muchacho de 19 a 20 años que vive con su abuela en una enorme casa. Esa casa, como es enorme, tiene muchas puertas. Pero la abuela le dijo al nieto, que puede abrir todas las puertas, menos una. Y él le dice:-¿Por qué?, pero no le dice el porqué la abuela. Entonces el nieto le pregunta:-¿Qué hay detrás de esa puerta?. No hay nada, dice la abuela. Al nieto, naturalmente, esto lo vuelve loco. Imagina que detrás de esa puerta hay una fortuna, un tesoro, aquello que me va a hacer emprender una vida nueva...Una y mil cosas se le ocurren. La abuela tiene la llave escondida en algún lugar de la casa. El nieto, en un determinado momento, agarra un cuchillo y la mata a la abuela y le pega, no digamos muchas, veinte, veinticinco puñaladas y empieza a buscar la llave para abrir esa puerta. Pasa tres días buscando la llave, la busca, la busca...Finalmente la consigue. Va, se dirige hacia la puerta. La abre...Y no hay nada. No hay nada. Y se vuelve loco.”
Excelente cuento comentado por Feinmann, describe con imágenes la teoría de “la cosa en si” Ahora bien, el ser humano responde a esta característica del nieto, siempre debe de haber algo en el mundo, todo debe de estar completo, las figuras, el sentido del mundo, las obras de arte, los sentimientos y lo peor de todo es que el ser humano completa estas “cosas” con sus propias experiencias (humanas), nos cuesta mucho pensar un mundo incompleto cuya explicación es incognoscible, ¡nos duele! Más aún ¡nos desespera! La Gestalt es la demostración de cómo las figuras deben y tienen que estar completas, la percepción totaliza al mundo, las partes o el proceso no son de interés para la percepción; hoy por hoy, nuestra cultura es una cultura de percepción, es la cultura de masas mediocres.
Ahora, ¿y Dios? Cuando pregunto a personas “¿crees en Dios?” ellas me contestan “no, en Dios no, creo en ALGO superior que nos ha creado” ¿pero acaso este ALGO, no es también una forma de alimentar nuestra desesperación por lo incompleto? Con esto se demuestra que Dios es la gula caprichosa de nuestra impaciencia, Dios es una Gestalt terca, una invención del hombre apasionado por los rompecabezas ¿y si le faltara a esos hombres una sola ficha de su mohoso rompecabezas? Esa demencia será digna de ver: un hombre demente por completar el mundo. Los hombres le hemos dado todo a Dios, la necesidad, la apariencia humana, el léxico humano, la voz humana, una esposa humana, un hijo humano, un sequito humano, un pueblo elegido humano, emociones humanas, TODO! Hemos completado este rompecabezas “divino” como hemos querido. Sin embargo, mientras que la percepción del esclavo completaba cada área del juego, la ciencia y la razón, cuales niños jodidos, robaban las piezas,y las hacían luz. Ahora bien dejo estas preguntas maliciosas para volver insano al cuerdo: ¿si hay NADA en el trono de Dios, entonces como podemos vivir siendo concientes de esta NADA? ¿como sobrellevamos a esa NADA? ¿que relacion tiene esto con nuestra cultura moderna ?
Dios y la belleza de lo incompleto
Escrito por
Filoterario
Por: Eduardo Yalán
temas tratados en este articulo:
Dios,
el mundo de los sentidos
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1 puntos de vista:
Los necios no pueden quedarse contentos con lo incompleto. Nos cuesta pensar en un mundo cuyo origen es la nada.
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