¡Comedia en la cultura!: entendimiento de sentimientos destructivos



Por: Eduardo Yalán
Escultura: Flavio Fernandini




Antes de nada, deseo abrir este breve texto con una magnifica expresión de Marx que recogí de la introducción al libro de Hegel “Filosofa del Derecho”, decía el joven Marx: “La última fase de una forma histórica mundial es su comedia.” Esta frase auque rara me trajo muchas acotaciones para tener presente. ¿A que se podrá referir Marx?, ¿comedia? Tal vez suena raro, pero esa frase esta más presente en nuestra cultura que en los años rojos de Marx. Con “fin cómico” de nuestra historia podemos referirnos a la forma risible y bufonesca en que la seria y prolija historia ha ido a parar. Porque es de locos no afirmar que este estadio histórico no puede ser llamado perfectamente “cómico”, este desenlace de la madre historia; a pesar de sus grandes conocimientos, acontecimientos y sabidurías suscitadas hasta mediados del siglo XX, la historia ha desembocado como río puro en un fango fastuoso de estupidez. ¡Donde ha ido a parar la grandiosa sabiduría! Sin duda es una de las más grandes comedias esta la de nuestra cultura, ¡que gran teatro aristofánico se puede levantar a escena con este insólito guión!

“¿Estupidez?” –Se puede preguntar el hombre moderno- “¿Como que estupidez?” No le parecen acaso una gran estupidez que después de tantos años de dominio de la razón en las motivaciones cotidianas y de domesticación de las emociones, imperen hoy en día (y contra todo pronostico) la forma más natural (o “básica”) de motivaciones emocionales. ¿Ejemplos? A principios de los 90 el psicólogo Daniel Goleman público el código de todo joven moderado: inteligencia emocional. El libro era un manual de cómo las emociones eran importantes pero debían de ser moderadas para el bien social del hombre. Es decir –Según Goleman- un hombre no le pega a otro hombre con el cual ha discutido por un fin complejo llamado “empatía”. Es decir, porque moralmente el hombre cree que esta mal el pegar y más si el ambiente esta cargado de moralidad y atavismos paparruchentos. ¿Donde esta la estupidez acá? Lo estupido es que Goleman escribió un libro que quería referirse a las emociones desde una perspectiva racional, y peor aun, cuyos lectores eran personas más expuestas a demostrar sus emociones a comparación de culturas anteriores. Que cómico es ver a alguien querer aferrarse a técnicas obsoletas para controlar todo un mundo nuevo de emociones, ¡y lo mas cómico es que estas escuelas cartesianas de control emocional se dirigen a los jóvenes, los maestros de la afección! Sino que es todo ese best seller “El Secreto” que aun saca esas normativas sobre las emociones, apreciaciones tan necias y tercas como las de un cristiano coqueado.

¿Porque no dejamos a la comedia fluir? Admitamos a los afectos, ¿porque un hombre no puede liberar energía emocional en una pelea? ¿Porque una mujer/hombre no debe tener misericordia? Los psicólogos dicen que los adolescentes somos rebeldes/violentos en mayor o menor grado según como nos hayamos separado de los agentes educadores (padres/madres), pregunto ¿Cómo creen que nos separamos en nuestra cultura de estos agentes, de forma violenta o de forma alegre y moderada? La violencia y el conflicto surge en nosotros cuando las enseñanzas morales de nuestros abuelos y padres se enfrentan al querer emocional nuestro: cuando estas frente a frente con el objeto odiado o amado una complejidad innecesaria de moral y remordimiento, de deber y no deber, surgen ¿porque ser misericordioso? ¿Porque sentir remordimiento? Un buen amigo me decía “lo que tu dices es muy básico” Pues sí, es realmente básico, pero esa forma “básica” no es respetada, la gente ha perdido la confianza por lo “básico”, es como persignarse tres veces antes de orinar o comer, es complejizar algo “básico”, y justo esa misma idea básica es la que nos resulta tan difícil de hacer por motivos complejos (remordimiento, impedimento moral, misericordia, etc.)

Que cómico se vuelve todo esto si nos enfocamos solamente en este aspecto de las emociones: Que cómico es ver a lo viejo y obsoleto ir en contra de la marea, y más cómico es ver a jóvenes que se creen el cuento de los viejos y terminan ahogados en fabulas de Esopo.

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